Los confinamientos no tienen justificación científica ni en términos de "utilidad social." Hilo va.
¿Qué nos puede decir la ciencia acerca de los confinamientos? Sabemos que la ciencia busca establecer las relaciones constantes (leyes) entre fenómenos reales. Es decir, la causalidad existente entre dos sucesos.
¿Qué efectos (R) tienen los confinamientos (L)? Muchos, pero para nuestro ejemplo los reduciremos a tres: contagios (c[i]∈C), económicos (e[i]∈E) y de salud mental (m[i]∈M).
Es decir, L → R(C, E, M).
Para lo que a este hilo respecta, no nos interesa si e, c o m son "positivos" o "negativos."
Hasta aquí todo lo que la ciencia puede decirnos. Ahora, si debiera darse más importancia a C, E o M es un juicio de valor. Los juicios de valor, sabemos, son siempre individuales. Para un economista austriaco la discusión terminaría aquí: no hay forma de comparar preferencias subjetivas entre individuos. Sin embargo, no es la argumentación de la escuela austriaca la que en este hilo estoy buscando.
¿Qué ocurriría si intentáramos agregar las preferencias ordinales de los individuos? Tenemos problemas. Empecemos por el más simple: Supongamos los individuos X, Y y Z, cuyas escalas valorativas son:
X: C>E>M
Y: E>M>C
Z: M>C>E
Por decisión mayoritaria C>E y E>M. Según el principio de transitividad, el siguiente resultado debería ser C>M. Pero, por votación mayoritaria, M>C.
Este problema se conoce como la "paradoja de Condorcet." Ahora bien, Kenneth Arrow descubrió ciertos problemas adicionales a este, que son los que veremos a continuación, aunque nosotros seguiremos la explicación de Amartya Sen, que es más simplificada.
El teorema de Arrow parte de tres supuestos:
P: Óptimo de Pareto débil: Si todos los individuos en un grupo piensan que C>E, entonces la preferencia del grupo es C>E.
D: No-dictadura: Ningún individuo puede determinar la escala de preferencias del grupo.
I: Independencia de alternativas irrelevantes: el ranking social entre C y E dependerá exclusivamente de las preferencias individuales entre C y E.
Expliquemos D e I más a fondo:
D quiere decir que si para un individuo C>E, este no puede causar que el ranking social de C>E. Esto no quiere decir que es imposible que el ranking de un individuo en la muestra sea el mismo que el ranking social. Quiere decir que el ranking social sea el que es como causa de las preferencias de un sólo individuo.
I quiere decir que en una decisión entre dos opciones la tercera opción no juega ningún papel. Pongamos que X, cuyas preferencias son C>E>M ha de decidir entre C y M. Evidentemente escogerá C. Ahora pongamos que, tras una reflexión, cambia sus preferencias a C>M>E. ¿Cambia algo el resultado entre escoger C y M? No, el resultado sigue siendo C>M.
Sabiendo esto, básicamente el teorema de la imposibilidad de Arrow establece que no pueden satisfacerse P e I sin violar D.
Teniendo en cuenta estos tres principios, podemos imaginar un grupo G (para este ejemplo, llamémosles "divulgadores de la ciencia pop") dentro de la sociedad S (G⊂S) cuyas preferencias sean decisivas para el ranking social. Con "decisividad" nos referimos a la facultad de "desempatar" una votación, es decir, que si todos los miembros de G cambian sus preferencias, la preferencia de S cambia. Nótese que aquí no hace falta que G sea mayoritario en S, sólo que G pueda *determinar* la preferencia social cambiando sus preferencias. Esta decisividad puede ser local (puede ser decisiva en un par de opciones enfrentadas) o global (puede ser decisiva en todos los enfrentamientos).
Para este ejemplo añadiremos una opción más, pongamos que es la posibilidad de hacer ejercicio físico (F).
Pongamos un grupo G decisivo sobre {M, E}, es decir, que sus preferencias sobre M y E determinan la preferencia social sobre M y E. Pongamos que para todos los miembros del grupo G C>M>E>F. Pongamos ahora que para el resto de individuos que no forman parte del grupo (¬G) C>M y E>F. Da lo mismo que sus rankings sean C>M>E>F o E>F>C>M, pues:
- siguiendo el principio P, siempre se dará que C>M y que E>F.
- Ahora, por la decisividad de G sobre {M, E}, en el ranking social M>E.
- Juntando 1 y 2 tenemos C>M>E>F, y siguiendo el principio de transitividad, C>F. Así que,
- siguiendo el principio I, la relación entre {M, E} y entre {M, F} es irrelevante, por lo que
- el ranking global depende de la preferencia entre {C, F}, pero
- sólo las preferencias individuales del grupo G han sido especificadas, por lo que G es decisivo sobre {C, F}, por lo que
- G disfruta de decisividad global.
Pero esto no termina aquí, puesto que podemos dividir nuestro grupo G en dos grupos {G[1], G[2]}⊂G. Pongamos ahora que
- para G[1] C>M y C>E, sin especificar la relación entre {M, E}. y que
- para G[2] C>M y E>M. Las preferencias individuales fuera de G pueden ser las que sean.
- Juntando 1 y 2, sabemos que G es decisivo en {C, M}, en este caso, determina que socialmente C>M.
- Ahora, si dentro de G se da que E≥C, entonces E>M (ya que C>M).
- Ya que las preferencias sobre {E, M} no han sido especificadas en G[1] y en G[2] E>M, entonces
- G[2] es decisivo sobre {E, M} y, por tanto
- G[2] es globalmente decisivo en G y, por tanto, en S.
Podemos evitar esto cambiando el punto 4 (E≥C→E>M), pero si esto se da, entonces:
- C>E, pero
- como las preferencias sobre {C, E} sólo han sido especificadas en G[1], entonces
- G[1] es decisivo en {C, E}, por lo que
- G[1] es globalmente decisivo.
Así, G[1] o G[2] deben ser globalmente decisivos. Y luego podemos crear subgrupos dentro de G[i] que sean decisivos dentro de ese mismo grupo, así hasta que inevitablemente nos topamos con un individuo que es decisivo en toda S, es decir, un “dictador.” Por tanto, para preservar P e I, D ha de desecharse.
La idea aquí es que la proposición de una política determinada, en este caso los confinamientos, en nombre del bien común o la utilidad social, inevitablemente acaba representando las preferencias de un número reducido de personas, o de una sola. Por tanto, los confinamientos no tienen justificación científica ni en términos de utilidad. La única defensa posible es demostrar que C es un valor moral objetivamente superior al resto, pero esta no parece ser una postura defendida por los ardientes defensores de los confinamientos.